Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
domingo, 18 de septiembre de 2005
Cassette
La primera era más o menos como ésta. Y en ella grabé de la radio mi primera selección. Eran aquellos tiempos en los que los oyentes llamaban y decían: "por favor, querido locutor, no hables encima, que la quiero grabar" y esperabas una semana a que sonara en tu programa favorito del viernes por la noche y la grababas. En casa tenía uno unas cuantas de éstas, tampoco muchas. Y un radiocasete pequeño y negro que un familiar había traído de Ceuta o de Canarias cuando se fue de viaje de novios.
Luego vinieron las Cadenas de Alta Fidelidad (con mayúsculas) con su mueble y todo, que tenían: plato, sintonizador, pletina, amplificador y dos bafles. Eso era "lo más". Solían ocupar un lugar privilegiado en el cuarto principal de la casa, Y costaba tanto esfuerzo pagarlas que ahora da pena tirarlas, y están arrinconadas en las casas como reliquias.
Hace veinte años el disco de vinilo era jamón serrano, y la casete, la pobre, jamón york. Está bien, mortadela. Pero seamos honestos, la mayoría de los que hace veinte años teníamos dieciseis teníamos en la estantería bastante más mortadela que jamón ibérico. Por no decir que además de música venían en ellas los primeros juegos del Spectrum y del Amstrad 64.
Aquellas casetes se oían mal, pero mal mal. En cambio eran mucho más baratas que los discos. Recuerdo ir al Rastro con mi tío, comprar algún vinilo y varias casetes piratas con grabaciones de LPs de moda. Eran de mala calidad y después de escucharlas una semana (una semana quiere decir una semana neta, 168 horas) se enganchaban y se acabó.
Qué bonito era aquello de rebobinarlas con un boli Bic para que no se gastaran las pilas del walkman en las excursiones. En el instituto, si te gustaba una chica le grababas una selección de tu música favorita en una cassete, te sentabas con ella en el autobús, le prestabas los cascos y mirabas qué cara ponía. Si se emocionaba con tu canción favorita es que había química, y esa noche ya no podías dormir.
Si ibas en serio la casete tenía que ser de Cromo, si no de Hierro. que costaban la mitad.
Los cedés tienen menos alma, y los emepetreses ésos en los que caben 10.000 canciones, menos todavía.
Será que son buenos tiempos para la prisa, malos tiempos para la lírica.
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Las de 90min. siempre se enganchaban.
ResponderEliminarEran otros tiempos. Las unicas siglas eran guacheefe y errepeeme a 33 ó 45.
Cuando salió el CD, pensé que no tenía futuro, jamás me compraría uno.
Eran tiempos vinilo, cintacaset, teta clandestina, cabina con monedas, seatcientoventisiete y Eva Nasarre.
En alguna gasolinera podemos todavía viajar en el tiempo....
Cuéntame cómo te ha ido, si has conocido la felicidad...
ResponderEliminarSaca el güisqui cheli...
ResponderEliminarEs una lata, el trabajar...
Si yo tuviera una escoba...
Oh, oh, July te quiero cantar, tú has sido principio y final...
¡UAU, que guateque !
ResponderEliminarSaca el güisqui cheli... Desmadre 75
ResponderEliminarEs una lata, el trabajar... Luis Aguilé
Si yo tuviera una escoba... Tequila
Oh, oh, July te quiero cantar, tú has sido principio y final... Ésta no caigo ¿Qúién cantaba ésta cuantró? No me suena
Ha acertado los dos primeros, dos manos. Si yo tuviera una escoba es de Los Sirex (con Tequila te has ido un poco de época) y Oh Oh July es de Los Diablos.
ResponderEliminarOh, Oh July te quiero cantar
tú has sido principio y final.
El principio de mi nueva vida
y el final de mi soledad...
Las letras son profundas, como "Help, ayúdame, en tu amistad he puesto toda mi fe".
No me lo negarás ¿Verdad?
Me estoy informando, pero creo que el cassete y los Sirex, Los Diablos...no concuerdan en el tiempo.
ResponderEliminar¿Había cassete en esa época de la tele en blanco y negro?
Mis cintas son, que todavía las guardo y escucho de vez en cuando con mis amigas del cole, de Mecano, Los Pecos, Nacha Pop, Spandau Ballet..y, brillando por encima de todos ellos LOS SECRETOS.
En el repaso por la nostalgia musical tan chulo que has hecho ¿se te ha olvidado el comediscos? o ¿ha sido intencionado? El mio era rojo y le puse una pegatina del superpop, no sé quizá David Carradine, o algún otro pedorro así. !!qué adolescencia!!
ResponderEliminarDesde luego, ¡qué época! Cenicienta. ¿Qué me dices de Pedro Marín y de Iván?
ResponderEliminarYo creo que la mano que toca no ha debido conocer el comediscos. ¿O sí?
Y qué me decís de la gramola y los discos de pizarra... Yo tenía la colección completa de Francisco Asenjo Barbieri. Ahora, cada vez que invito a mis amigos a mi casa a tomar el té, saco la iPOD de la vitrina y seguimos deleitándonos con el Barberillo de Lavapiés y otras obras maestras del género chico.
ResponderEliminarYo no tuve comediscos sino un tocadiscos portátil, heredado de mi padre, de los que se llevaban a los guateques de antes de que yo naciera. Era como una maletita de plástico, la tapa eran dos altavoces que se separaban. A Iván y a Los Pecos sí los conocí. Sin comentarios.
ResponderEliminarIguazú, si tienes La Gran Vía y Agua, Azucarillos y Aguardiente acepto una invitación a tomar el té. Son mis favoritas. Bueno, también me gustan La Revoltosa y La Verbena de la Paloma. Yo me llevo el libro del Género Chico que heredé de mi abuelo. Vienen todas las letras.
ResponderEliminarMenuda panda de carcas, la fiesta definitivamente en Sarandonga donde, N. dijo volviendo de la barra un día: "Se me ha acercado un tipo y me ha mirado y me ha entrado de la misma manera que lo hacían en la discoteca de mi pueblo cuando tenía 16". Sarandonga, el último reducto en Madrid del ¿estudias o trabajas? mirándote descaradamente a las tetas.
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