martes, 8 de noviembre de 2005

La Opera

He estado en el Teatro Real.

Era la primera vez. Antes había estado dos veces antes en la ópera (Mozart y Brecht/Weil) pero nunca en el Real.

Y lo he pasado muy bien a pesar de que la obra era una chica feucha vestida con una ropa muy bonita y muy cara. Si hubiera estado mi abuela habría sentenciado: música ratonera.

Agradezco a C. que me haya invitado porque no he perdido ripio, estaba como un niño cuando le sueltan en una tienda de juguetes. Me ha gustado mucho la experiencia, todo era muy interesante. Por ejemplo, en un momento dado baja el telón y, cuando sube, el suelo del escenario se ha hundido. empieza a subir... y sale un árbol de 10 metros de alto y otros 10 de envargadura, no exagero ni un pelo. Sólo por ese instante merecía la pena estar allí. Claro que el hecho de que el momento culminante de una ópera haya que agradecérselo a la ingeniería en vez de a la música, da que pensar. Se notaba que había muchos muchos medios al servicio de buenos profesionales. El director, por ejemplo, iba muy guapo y no quería salir a saludar de humilde que era, pero le insistieron y no se pudo resistir. Había muchos figurantes, pero muchos. Un maravilloso vestuario, unas luces increibles, una escenografía muy efectista... pero no encontré ni un poquito de emoción.

Me he venido a casa con un interrogante:

¿Aguantarán las señoras de los palcos la respiración durante las dos horas y media que dura la función?¿Cómo hacen si no para que no les tintineen los collares y las pulseras? ¿Entrenarán en casa antes de salir? ¿Venderán en Gucci sordinas pulseriles? Es que ni en los pasajes pianissimo se oía un clinck clink. Fascinante.

Me he venido a casa con una respuesta:

Ya sé por qué no puedo ser rey. El palco real está a la vista de todos y con la facilidad que tengo yo para dormirme a la primera de cambio, imaginaos, qué mala imagen. Un rey no puede quedarse sobado en un espectáculo, está muy feo.

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Han pasado 7 años y pico desde que nació a2manos . Y ha sido una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Auténtica, arriesgada...