A veces uno tiene sentimientos y algo le dice que no debe expresarlos.
Expresarlos del verbo contarlos y expresarlos del verbo vivirlos.
No se sabe si la voz es la de la cordura o la más cabrona, la del miedo.
Pero en cualquier caso no conviene darles mucha bola, ni alargar la situación.
Escriba usted esos sentimientos, métalos en una botella y déjela en el río.
Si quiere imagine que llegan a una playa y alguien los recibe pero lo más probable es que se rompan contre la primera piedra.
Y ahora, si quiere busque más, o déjese de una vez de tanto sentimiento y hágase prágmatico. Le irá mejor.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
viernes, 9 de noviembre de 2007
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