En esos momentos el payaso se pinta una lágrima sobre su maquillaje blanco, minúscula. Y consigue de esa manera -como si fuera una acupuntura (acu-pintura)- llorar discretamente sin que se le corran los colores de la cara. Para dentro. Y se desahoga igual que los que lo hacen a moco tendido.
Y creo que es verdad, que le voy a proponer al Colegio Oficial de Payasos una resolución que diga eso, que los payasos lloramos poco y cuando lo hacemos son lágrimas muy pequeñas, de tinta (perdón, de pintura), y muchas veces, incluso, sirven para que se rían los demás.
Me sonrío, para fuera, le beso otra vez la nuca ligeramente eslava y me asombro de lo bien que voy entendiendo el ucraniano.

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