He bajado la persiana. Así entra menos frío.
Suenan las risas de una niña. A pesar de que duerme, el silencio de esta casa está adornado con los ecos de su voz.
Pertenezco a esa parte de la población que no recibe cesta de Navidad, ciudadanos de segunda clase. El otro día estuve a punto de comprarme una y ponérmela a mí mismo como una sorpresa. Yo me sugestiono muy bien, y entre que la escondo y la descubro puedo olvidarme de que fui yo quien la pagó, la trajo y la guardó. Me haría ilusión encontrármela, de repente, porque nunca en mi vida me han regalado una cesta. Ni jamón, ni paletilla, ni lata de berberechos siquiera. Bueno, el año pasado me regalaron una bolsa muy bonita que me ha hecho un estupendo servicio. Coméntándolo con E. que tampoco recibe cestas ha dicho.
- Son como la pareja.
- ¿Qué? -extrañado.
- Sí, las cestas de Navidad son como la pareja. Muchos de los hombres que han pasado por mi vida eran como cestas de Navidad.
- ¿Y eso? -más extrañado.
- El envoltorio es bonito, te hace mucha ilusión conseguirlas... Pero cuando las abres descubres que la mitad de las cosas no te gustan. O no son lo que tú querías. Que te gustaría que hubiera más dulce, o más salado, que detestas las puntas de espárragos o que el l omo está duro y reseco.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
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A mí sí me la dan.
ResponderEliminar-No como turrón.
-Mazapán, tampoco.
-Peladillas, menos..
-La lata de fagrás para un bocata.
-El champán....
-El vino, para un guiso
-El güiski.... para cuando se me acabe el vino.
Lo peor, es que me parece feo no llevarmela....
Eso sí, donde las dan las toman.
Pues a mí me dan cesta, pero es una cesta que se va formando a lo largo de Diciembre. Un amigo me invita a jamón, un primo me regala una botella de cava, mi compañera una caja de bombones, mi madre me hace morteruelo. Al final de las navidades, resulta que es como la pareja, poco a poco y sin preocuparme, he disfrutado de todo lo que me gusta.
ResponderEliminarEn mi otra vida las cestas formaban parte del paisaje navideño. Las botellas de anís el mono se iban acumulando año tras año. Menos mal que tuve una asistenta polaca que le pegaba al anisete. Jamás hubieramos terminado con él sino llega a ser por ella.
ResponderEliminarEl primer año de mi reencarnación me dediqué a robar aquellas que todavía llegaban a mi casa a nombre de aquel que ya no vivía allí.
El segundo año de mi reencarnación un alma piadosa nos envió una cesta. A mi nombre. Fue precioso.
El tercer año de mi reencarnación sucedió de nuevo.
El cuarto año de mi reencarnación afilamos los cuchillos y limpiamos el jamonero de telarañas... la esperanza es lo último que se pierde.
Yo soy de los sincestas y me encantaría que algún año me regalaran una, de mimbre a ser posible. El contenido me daría igual, pero la cesta la utilizaría para recoger castañas, tirar la ropa sucia o para hacer un macetero, por ejemplo.
ResponderEliminarNinguna cesta te hubiera gustado más que la bolsa que te regalé el año pasado.
ResponderEliminarMe faltó el jamón, eso sí, pero fue un problema de espacio. Este año lo tendré en cuenta.
¿Se puede pedir una cesta con deseos?...
ResponderEliminarQué pena ¡Cuánta frustración! No sabía que la cesta navideña marcara tanto.
ResponderEliminarMe encantaría ser el Sr. Sánchez Romero y enviaros una cesta a cada uno, de ésas de varios pisos, con "de todo".
Yo también me enviaría una, a ver qué se siente.
Me apunto! Yo tampoco he recibido nunca una cesta de Navidá navidá, será porque le llegan todas a mi hermano, -y no es envídia eh!- a veces llegabas a su casa y estaba todo el pasillo de piso del eixample de Barcelona repleto de cestas, para impresionar? no que va, es que le llegaban de los clientes que quieren seguir siendolo y no había manera de desacerse de ellas, aún le quedaba turrón del año pasado y esos licores de colores exóticos que nadie toma, y las neulas super relenques -barquillos pasaditos-, eso si el güisqui doce años duraba un suspiro.
ResponderEliminarNada que yo también me apunto pero antes que comprarme una cesta para adornar el pasillo, -tapiar sería mas apropiado que mi casa es pequeña- me pillaba una chacha que le quite el polvo a la casa y daría el pego de verdad, -la casa-. Animo!
Pues que quereis que os diga, las cestas de navidad son un coñazo. Los amigos te ayudan con el güisqui 12 años, y te dejan los barquillos, que no sabes que c... hacer con ellos.
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