viernes, 7 de octubre de 2005

Temperamento (II)

Sí, lo hice. Me metí en el coche y me puse a Frank Sinatra, que era un mafioso pero cantaba como los dioses. Llegué a casa, me comí un trozó de salchichón ibérico, me bebí una sin alcohol y me jugué tres partidas de ajedrez on line. Gané dos, perdí una. Me fumé tres pitillos. Uno por partida. Me fui a dormir.

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