Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
domingo, 15 de enero de 2006
Mind the gap
Fui capaz de pedir el billete de autobús correcto. Llegué al destino. Me encontré con esa señora rellenita y sonriente que me alojó en su casa, junto a su hija pre-adolescente. Apenas articulé palabra. Mi nombre y un tímido hello! Pasó una semana. Las lágrimas me caían por el rostro noche tras noche. ¡Qué hago yo aquí! Dos semanas más tarde llevaba una sonrisa puesta en la boca. Al fin, cuando aquella aventura terminó, lloré con fuerza. De tristeza. No quería dejar ese lugar. Lágrimas inversas. Hablaba. Poco, pero hablaba. Fluido, me decían los dependientes de Bond Street donde compré el último regalo para N. Hoy tengo un sueño, y cada vez que le doy un paseo por la cabeza, me viene esa frase con sonido a fierro y chirrido de puerta metálica que reverbera en las estaciones de Metro de Londres. Mind the gap, please; mind the door! Tenemos un sueño, ¿verdad, amor?
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Un sueño multipicado por cuatro. Porque los sueños también se reproducen, como las pesonas.
ResponderEliminarLos sueños son la gasolina que nos permite seguir. Saltar a cogerlos es la chispa que nos enciende.
ResponderEliminarYa se lo que me pasa ultimamente, me falta un sueño.
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