
La mano que escribe estaba perezosa. De domingo. Se ha dedicado a recorrer las teclas del piano, para meterse en el pellejo de la mano que toca. Esto no se debe hacer. Altera la personalidad.

Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
Estoy escribiendo en la cama. Tú duermes. Hace mucho calor esta primera noche del verano. Es por eso que has apartado la colcha de un...
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