Pueden decir lo que quieran, estar de acuerdo o en desacuerdo, pero, si se fijan bien, a estas alturas ya habrán descubierto qué mano escribe qué. ¿Sí? Pues yo no. hasta el punto que vivo una situación de esquizofrenia, porque a veces pienso que el autor de ese post (mensajes en envases de aire) he sido yo cuando la realidad es otra. Ha sido él. Mejor dicho, mi mano, su mano.
No fui al Registro Mercantil, pero como si hubiera ido. Ni me comí la empanadilla, pero como.... Demasiadas pistas estoy dando. La realidad es que por la mañana, ayer, estuve buscando un libro de Hans Küng en las estanterías de la FNAC, mientras hacía tiempo -30 minutos de tiempo- hasta que llegara mi cita. El libro no estaba, pero sí el espíritu mañanero de la FNAC: silencio, olor a libros, alguna mujer delicada sentada en el suelo pasando las hojas del periódico, un tipo desastrado que lee filosofía oriental y carritos llenos de historias que se van a llenar de polvo abrazadas por otras historias y otras y otras... Todas en fila.
¿Esta mano de quién es?
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
martes, 5 de abril de 2005
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