domingo, 10 de abril de 2005

Pero, ¿entonces?

Cuando te da por pensar asumes un riesgo.
Cuando piensas en ella te puedes poner de mal humor, o sonreír. Puedes caer en la tristeza de la nostalgia o entrar en una espiral de rabia y malos recuerdos. O, sencillamente, te puedes poner. Depende de quién sea ella.
Si ella es la que es, pues vale. Si es la que quieres que sea (que a veces coincide y es la que es) quizá se abran otras posibilidades. Si ella no es nada. Pues nada.
Cuando te da por pensar asumes un riesgo.

1 comentario:

  1. las dos manos siguen jugando, puede ser que de este juego salga algo crucial para La Humanidad, y si no, a mi me resulta estimulante.

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