lunes, 18 de abril de 2005

Kilos


El otro día, una amiga me dijo: Yo creo que has cogido unos kilitos. Yo callé mientras en mi cabeza un poli americano le decía a un pandillero: "Tienes derecho a guardar silencio, todo cuanto digas podrá ser utilizado en tu contra". Pero como soy consciente de que debo preservar mi sexapil para mi trabajo de rocanrol star -y también para los otros- decidí que en los próximos días tenía que pasar por el trance de pesarme y, en su caso, tomar las medidas correctoras oportunas. Y esta mañana lo he hecho: con dos huevos.

El resultado en la cabecera de este post.

Pero debo contextualizarlo porque las cifras, así, frías, pueden inducir a error.
Yo normalmente estoy entre 100 y 110 kilos. Los 100 suelen indicar que hago un poquito de deporte, como en casa regularmente, visito la sexualidad asiduamente y duermo mis ocho horitas. Los 110 suelen venir acompañados de estreses laborales, ansiedades afectivo-artísticas y ausencia casi total de deporte (tanto deportes de equipo como de pareja).

En mis mejores tiempos, anestesiado de Prozac, siguiendo dieta y obedeciendo a mi doctora alcancé un mínimo histórico de 97. Pero me duró poco. Las tías empezaban a decirme cosas por la calle (cosas que no eran me-deja-pasar-gordito) y yo como iba colocado con drogas recetadas y mentalizado pro-ensalada y autocontrol no les devolvía el guante, total que me daba igual.

Mi último tonelaje lo había realizado en septiembre bajo auspicio médico e indicaba 110,4. "Malos tiempos para la lírica", pensé yo. Pero la institución sanitaria desaconsejó la dieta con el siguiente argumento: "si añado una preocupación más, lo próximo que te receto es la camisa de fuerza: lo postergaremos".

Que en estos últimos meses yo haya pillado novecientos gramos con los reveses que me ha dado la vida es un auténtico éxito. Eso pensé al salir de la farmacia, y para celebrarlo me encaminé al súper a por un par de donuts (uno concho y otro sincho, como a mí me gusta). Pero al ir a dar el paso definitivo rectifiqué: ¡Psch! quieto/parao, que ya tienes encargada la camiseta de sealquila, y tienes que lucirla con donaire. Junté los índices con los pulgares y mascullé OMMMMM. Y como estos alardes de rigor personal y vida ascética y llena de privaciones no me gusta que queden en el ámbito privado (a Santa Teresa tampoco, por eso escribía, la muy diva) pues lo publico en Madrid a 18 de abril de 2005.

1 comentario:

¡Muchas gracias por comentar!

Escribiendo en la cama

Estoy escribiendo en la cama. Tú duermes. Hace mucho calor esta primera noche del verano. Es por eso que has apartado la colcha de un...