En ocasiones se acumulan varios libros junto a mi cama. Algunos no tienen lectura continua. Sirven de consulta, sólo. Otros los devoro y los regurgito sobre la biblioteca. A veces pienso que tener muchos libros, aunque no dé tiempo a leerlos todos, ayuda a aprender; como si sus historias bajaran los peldaños-baldas y se escurrieran entre las sábanas hasta trepar a la cabeza.
Hay libros que ejercen una atracción fatal: cómo me gusta... pero lo dejaré para otro momento. Y sí, los libros siempre están calientes.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
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pues resulta que ahora que lo releo,`pienso que esto puede ser de la "otra mano". Esto quiere decir que las dos manos juegan a equivocar y claro yo voy y pico. Seguro que si me tocase a mi en lugar de al teclado no me equivocaría, ¿o si?.
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