La boca se me hace agua.
La lengua busca.
Cierro los ojos.
Ahí está.
Mmmm.
Hundo la lengua.
Oigo.
Siento.
Mmmm.
No hay nada que me guste más que el helado.
Pequeñas historias, melodías de insomnio, mensajes en envases de aire, días de tristelicidad...
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Escribiendo en la cama
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con este, en la primera leida me habría tirado a la piscina, pero luego... !también he dudado!. No hay cosa peor que intentar aplicar la lógica a las intuiciones más primarias. Si estaba claro, la combinación lengua-helado sólo podía ser de "la otra mano"
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